Estas dos preguntas, «Dónde podemos vivir» y «Cuántos podemos ser», nunca han sido planteadas, a nivel global, de esta manera.

Y, sin embargo, tienen que serlo: si no las planteamos, nos aseguramos de que seguiremos como hasta ahora, proponiendo parches locales para un problema global. «En nuestro país no pasará», «no aceptaremos refugiados», «una guerra lo arreglará todo», etcétera.

O esperando que un acontecimiento futuro nos salve: «colonizaremos Marte», «nos fusionaremos con las máquinas», «seremos inmortales»…

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